Resumen de mercado en plena Semana Santa

2025/4/16

Por: Eduardo Ramos Romero

Hoy observamos cómo el oro volvió a captar la atención de los mercados, extendiendo su repunte hasta superar los $3,332 por onza, un nuevo máximo histórico. Esta subida no es un fenómeno aislado: responde directamente a una creciente incertidumbre en torno a la política comercial de Estados Unidos, sumada a una caída en la demanda tanto por dólares como por bonos del Tesoro. En este contexto, el oro reafirma su papel como refugio seguro ante la volatilidad global.

El detonante más reciente provino del presidente Donald Trump, quien anunció una nueva investigación para imponer aranceles sobre minerales críticos. Esta medida intensifica la ya compleja guerra comercial con China, apenas días después de que se anunciaran concesiones sobre automóviles y productos electrónicos. La investigación no se limita a minerales; también se amplía a bienes estratégicos como cobre, productos farmacéuticos, madera y semiconductores, lo que subraya la limitada capacidad de producción interna de Estados Unidos en estos sectores.

Simultáneamente, la postura acomodaticia de los principales bancos centrales —una estrategia conocida como política monetaria “dovish”— ha respaldado la demanda de activos como el oro, que no generan rendimientos pero sí ofrecen estabilidad. Vimos sorpresas a la baja en los datos de inflación de marzo en economías clave como EE.UU., Canadá, Reino Unido, India y la Eurozona. Por su parte, el Banco Popular de China dejó abierta la puerta para recortes en su tasa preferencial de préstamos durante este trimestre, lo cual también favorece la inversión en metales preciosos.

En Canadá, el Banco Central decidió mantener su tasa de referencia en 2.75%, lo que marca una pausa tras siete recortes consecutivos que totalizaron 225 puntos base. Esta decisión refleja una lectura más cauta del entorno internacional. El consejo de gobierno del banco fue claro: la incertidumbre que rodea el alcance y la magnitud de los nuevos aranceles representa un riesgo para el crecimiento y podría presionar al alza las expectativas de inflación. Por lo tanto, cualquier movimiento adicional en política monetaria se abordará con prudencia.

De hecho, el Informe de Política Monetaria del banco incluyó dos posibles escenarios ante la falta de claridad sobre los aranceles estadounidenses:

En un escenario más moderado, donde EE.UU. limita los aranceles a ciertos sectores, se prevé una desaceleración temporal del crecimiento con una inflación estable cerca del 2%.

En un escenario más extremo, en el que la tensión escale a una guerra comercial total con Canadá y China, el banco anticipa una recesión para este mismo año, con una inflación que podría acercarse al 3%.

Este clima de tensión también se reflejó en los mercados accionarios. Wall Street cerró a la baja, con el S&P 500 cayendo un 0.9%, el Nasdaq perdiendo un 1.7% y el Dow retrocediendo unos 140 puntos. El golpe más fuerte vino del sector tecnológico, donde los inversionistas reaccionaron con preocupación ante posibles efectos sobre las utilidades corporativas.

El caso más notorio fue Nvidia, cuyas acciones se desplomaron un 5.7% tras anunciar que el gobierno de EE.UU. prohibió la venta de ciertos chips de inteligencia artificial a China sin licencia previa. La empresa espera un impacto negativo de hasta $5,500 millones en ingresos este trimestre por esta restricción. Este anuncio arrastró también a otras compañías del sector como AMD (-6.2%) y Micron Technology (-2.5%).

Las grandes tecnológicas no quedaron fuera del impacto: Apple, Microsoft, Meta, Amazon y Alphabet también cerraron en rojo, con caídas de entre 1.3% y 2.2%.

Por último, los datos macroeconómicos también ofrecieron una señal interesante. Las ventas minoristas en EE.UU. aumentaron un 1.4% en marzo, el mayor avance mensual desde enero de 2023. Este repunte parece haber sido impulsado por un aumento en la compra de automóviles, posiblemente como reacción preventiva ante los temores de nuevos aranceles.